miércoles, 20 de marzo de 2013

POESÍA IRLANDESA 
 Louis MacNeice
BAJO LA MONTAÑA


Vista de arriba
la espuma en la bahía es una pluma
que se abre... se repliega.
Visto de arriba
el campo es una falda y las parvas botones
que la mantienen al ras de la tierra.

Vista de arriba
la casa es un artefacto mudo cuya función
hace tiempo es obsoleta.
Pero cuando uno baja
las rompientes son escoria fría y las algas
sisean contra la costa nauseabundas.
Cuando uno baja
el campo es una cosecha provechosa o malograda, la fuente
de dolor en las espaldas, si no de congoja.
Y cuando uno baja
la casa es un maétstrom de amores y de odios donde uno
-que ha bajado- pertenece.


NIEVE
El cuarto se animó de repente y el amplio ventanal del mirador 
mostró nieve en abundancia y rosas rojas 
calladamente contiguas e incompatibles:
el mundo es más repentino de lo que imaginamos.
El mundo es mucho más bizarro de lo que pensamos, 
incotregiblemente plural. Yo pelo y corto una mandarina y escupo las semillas y siento 
la embriaguez de lo diverso entre las cosas.
Y el fuego arde con un sonido crepitante porque el mundo 
es más malicioso y alegre de lo que uno supone
-por la lengua los ojos las orejas las palmas de la mano-. 
Hay más que vidrio entre la nieve y las espléndidas rosas.




Louis MacNeice

EL SUICIDA

Y está, señoras y señores -a quienes no estoy guiando en realidad
era su oficina hasta hace unos minutos; 
este hombre del que jamás oyeron hablar. Ahí están las facturas 
en la cubeta, la ceniza en el cenicero, la agenda gris 
delante de él, los archivos atestados, 
el jurado cómplice de su correspondencia sin contestar 
dormitando bajo el pisapapeles a la brisa que llega 
de la ventana de donde saltó; y aquí está el receptor rajado 
que nunca se reparó y el anotador con su último garabato 
que podría ser su propia úlcera intestinal o podría ser 
el laberinto florido por el que había vagado deliciosamente hasta 
tropezar de pronto en una alcantarilla bajo las malvas, 
consciente finalmente de todo lo que le faltaba. La punta del lápiz 
obviamente se había roto, aunque, cuando abandonó este sitio 
mediante una pirueta felina o un simple acto de desaparición, 
para quienes lo reconocieron a pesar del revoltijo en la vereda, 
ese hombre con tímida sonrisa dejó atrás 
algo que estaba intacto.





Dents Devlin
ANK'HOR VAT

Los bosques con astas
descienden al mar.
Aquí la jungla llena de estiércol se detiene
Buda ha cubierto las paredes del gran templo 
con la velocidad vegetativa de sus imágenes'
Esperemos, juntos
Ningún dios o santo occidental
sonrió jamás con la grácil furia de este dios 
que pone en duda
la mirada hueca de Apolo
nuestra corona de espinas cristiana:
No hay ningún misterio en las líneas luminosas 
de ese rostro intenso, animal 
la sonrisa, triste, indulgente y serena 
bendice sin obligar
ama sin condescendencia;
el dios, claro como el agua de una fuente 
ve a través de todo, al tiempo que todo
fluye a través de él.
Una efusión de flores
cuyos nombres no conozco 
la papada blanda, escarlata
las piernas blancas, cruzadas y flojas
Mientras, en la lejanía mental que me separa de la pasión, 
la prolífica divinidad del templo 
es una muda inscripción en pergamino.
Postrémonos ante él
su mirada se derramará como aceite sobre nosotros.

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